Entre las ruinas de un despoblado soriano, hace algunos años ya, una noche fría y nublada pese a ser de junio, le hice unos retratos a Ángel Guinda, por aquel entonces en pleno proceso espectral.
Ahora el poeta, que continúa todavía en esa senda fantasmal, publica Catedral de la Noche, un paso más allá en su trabajo con la palabra y el lenguaje, en su imaginación e imaginería poéticas.
La postal que acompaña al libro, editado por Olifante, es una fotografía de aquella noche soriana, ya tan cerca y aún tan lejos.
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