Hoy se cumplen 120 años de la muerte de Arthur Rimbaud. Ésta fue una de sus Iluminaciones:
Soy un efímero y no demasiado descontento ciudadano de una metrópoli que se cree moderna porque todo gusto conocido se ha evitado en los mobiliarios y en el exterior de las casas tanto como en el plano de la ciudad. Aquí no señalaríais los rastros de ningún monumento de superstición. ¡La moral y la lengua están reducidas a su expresión más simple, al fin! Esos millones de gentes que no necesitan conocerse conducen tan parejamente la educación, el oficio y la vejez, que el curso de la vida debe ser muchas veces más corto de lo que una loca estadística encuentra para los pueblos del continente. Por eso cuando, desde mi ventana, veo nuevos espectros rodando a través de la espesa y eterna humareda de carbón, —¡nuestra sombra de los bosques, nuestra noche de estío!—, nuevas Erinnias, ante mi casita que es mi patria y todo mi corazón pues todo aquí se le parece, —la Muerte sin lágrimas, nuestra activa hija y sirvienta, un Amor desesperado, y un lindo Crimen lloriquean en el barro de la calle.
Soy un efímero y no demasiado descontento ciudadano de una metrópoli que se cree moderna porque todo gusto conocido se ha evitado en los mobiliarios y en el exterior de las casas tanto como en el plano de la ciudad. Aquí no señalaríais los rastros de ningún monumento de superstición. ¡La moral y la lengua están reducidas a su expresión más simple, al fin! Esos millones de gentes que no necesitan conocerse conducen tan parejamente la educación, el oficio y la vejez, que el curso de la vida debe ser muchas veces más corto de lo que una loca estadística encuentra para los pueblos del continente. Por eso cuando, desde mi ventana, veo nuevos espectros rodando a través de la espesa y eterna humareda de carbón, —¡nuestra sombra de los bosques, nuestra noche de estío!—, nuevas Erinnias, ante mi casita que es mi patria y todo mi corazón pues todo aquí se le parece, —la Muerte sin lágrimas, nuestra activa hija y sirvienta, un Amor desesperado, y un lindo Crimen lloriquean en el barro de la calle.
1 comentario:
Querido Jean Arthur: Versos tuyos, girad.
Publicar un comentario